jueves, 31 de diciembre de 2009

Ciao bello!

Enero frio, febrero esperanzado, marzo solitario, abril gris, mayo naranja, junio relajado, julio grande, agosto dulce, septiembre terrorífico, octubre cambiante, noviembre real, diciembre nuevo.

martes, 29 de diciembre de 2009

Жизнь

Iba a ser uno de esos días que permanecen en la memoria de quien los protagoniza para siempre. Uno de esos días que tantas veces había imaginado. Se levantó muy temprano aquella mañana aunque le quedaban muchas horas aún para "su momento de gloria", pero los nervios le impedían descansar al igual que le impidieron probar bocado durante todo el día. Contó las horas eternas una a una, como un niño que espera ansioso los regalos del Olentzero. Y por fin llegó la hora de empezar a prepararse: se duchó pacientemente, se vistió con un vestido negro precioso que le había prestado su mejor amiga para la ocasión y que además le hacía parecer más delgada y estilizada, se maquilló poco a poco y con mucho cuidado buscando el punto intermedio entre ir demasiado informal y parecer una guarra, y se subió en unos tacones de doce centimetros. Por un momento pensó en cambiarse de zapatos cuando su acompañante ya le estaba esperando para acudir a su cita, pero se dijo a si misma que ese día quería estar estupenda y que la ocasión lo merecía, estaba dispuesta a soportar el dolor de pies al día siguiente.
De modo que allí estaba ella, sentada en una butaca roja y rodeada de cientos de personas igualmente nerviosas y pulcramente vestidas. Las manos le sudaban y su corazón latía tan velozmente y con tanta fuerza que pensó que no sería capaz de caminar en linea recta y sin tropezar hasta el micrófono. Pero por fín llego su hora, y entre aplausos comenzó, nerviosa, a hablar:


"No queremos ser uno más, ser iguales que el resto de la gente, pero irremediablemente todos tenemos algo en común que nos une y nos iguala: el dolor. Puede que muchos no conozcamos ni aprendamos jamás qué es el amor, pero el sufrimiento lo experimentamos todos nosotros en algún momento de nuestra vida. Sí, hay diferentes grados de dolor, y muy diversos motivos por los que padecerlo, pero para quien no conoce el horror, el sufrimiento máximo será aquel que a otro le parecería un mal menor, y no por ello resultará más llevadero a quien lo sufre.
La pérdida de una persona sin la cual no podemos concebir nada que se asemeje lo más mínimo a la felicidad, la impotencia ante una situación de injusticia, el desamor que hace que nos falte el aire o la enfermedad que nos va pudriendo por dentro cuando aún nos queda tanto por vivir.
Y sé que soy una de esas personas de este miserable planeta que ha tenido la suerte de nacer en el hemisferio correcto, en el país correcto y en la familia correcta. No hablo desde luego del completo bienestar ni de la perfección, pero me abruma el saber que teniéndolo todo para ser completamente feliz, demasiadas veces mi vida carece de sentido o se encuentra en una especie de punto muerto en el que me convierto en una espectadora ausente en mi propia realidad. Prefiero en esos momentos agarrarme al dicho francés "c'est la vie", pero cada vez me resulta un soporte más flojo e inseguro.
En realidad es fácil, con un poco más de corazón y un poco menos de pudor. Pero tengo miedo al fracaso, a decepcionar a los demás, a estar alejandome cada vez más de esa maldita perfección. Y cuanto más miedo tengo, peor juego mis cartas, más me desespero.
En realidad es fácil, con un poco más de corazón y un poco menos de pudor. Y llegará el día en el que una de esas personas que me da la vida ya no esté, pero en mi corazón al menos habrá paz (además de dolor) por haber aprovechado cada estúpido momento compartido con ella; llegará el día en el que una enfermedad amenace mi existencia; pero tendré paz gracias a la certeza de haber invertido lo mejor posible todo mi miserable tiempo; y cuando luche contra alguna injusticia, aunque sea una causa perdida, tendré paz por saber que luché dignamente desde las majestuosas fuerzas de la verdad, la justicia y el amor infinito por la vida.
Sé que habrá momentos de flaqueza, de ira, de malestar y decepción, de soledad y tristeza...pero todo ello es parte de nosotros y si tenemos la capacidad de sentir dichas emociones en las que sin duda interviene alguien más que nosotros mismos, quizás sea que tampoco somos tan egoístas, quizás sea que los demás nos preocupan algo, un mínimo, que todavía hay esperanza y que un mundo mejor es posible. O simplemente sea que es parte necesaria de nuestra vida, necesaria para comprender este mundo loco, las difíciles relaciones entre seres humanos y a nosotros mismos."

miércoles, 23 de diciembre de 2009

En otro tiempo y en otra ciudad...

Uno a uno los minutos van pasando, las horas, los días...y de pronto nos encontramos con que estamos otra vez a punto de despedir un año en el que hemos aprendido, llorado, reído, visto y oído, sentido y madurado. Y llegados a este punto nos preguntamos, una vez más, cual ha sido el balance de este 2009, qué queremos para el año que ya se nos está echando encima, que esperanzas, deseos, miedos y secretos le pedimos.
Y nos damos cuenta de que un año más todo aquello que deberíamos haber hecho sigue quedando pendiente y se une otra vez a la lista de cosas que aún siguen por hacer. Me doy cuenta de que esta vez tampoco he aprendido a vivir día a día, a sentirme agusto siendo lo que soy, a intentar mejorar en cada momento, a pedir más para mi y para los que quiero, a luchar, a amar.
Pero también soy consciente de que cada día estoy más cerca de conseguirlo. Con cada error que he cometido en estos últimos doce meses y su correspondiente angustia, llorera y lamentación, me voy acercando pasito a pasito a la sabiduría. No esa que te da la felicidad completa y eterna claro, simplemente esa que te sirve para ir soportando el día a día, ir viviendo, poco a poco. La aceptación de que la perfección está también en los defectos, en lo que no tenemos y hemos perdido. Ser consciente de que pidiendo menos muchas veces se obtiene más.
Y espero que cuando suene el maldito despertador todas las malditas mañanas del resto de mi vida, sepa que cualquier día puede ser el mejor y dedicarme una sonrisa somnolienta y sin maquillaje ni adornos en el espejo que me ve amanecer con mala cara cada mañana.
Quizás el año que viene.

domingo, 20 de diciembre de 2009

D hour

Todos los días. No entiende ni de horarios ni de festivos. Acude a ella en esas horas de calles desiertas, aves nocturnas y oscuridad perra.



Una de las fotografías de Patrick Farrell, Pulitzer en la categoría de fotografía de noticias, sobre las consecuencias del huracán Ike.


http://www.youtube.com/watch?v=loNU4fVpO8E

viernes, 11 de diciembre de 2009

La sondicatunación.

El espectro de lo que un día fue se acerca hacia las ventanas, lanza cuchillos y deshilacha corazones hechos con luces de neón. Siente el ansia por saborear ese nosequé diferente y apasionado que busca en el valle del adiós. El comienzo en mares enormes y fieles. El final odiado a la vuelta de la esquina. No hay temor, no hay odio... sólo imaginación: vivir tumbada, soñar de pie. Bailar al son de la tortura gritando placer por dolor. Recuerdos maravillosos de lo que nunca sucedió y sueños imposibles creciendo en jarrones floreados con olor a anís.
Lo siento, lo necesito. Me ladra en los oídos, me brilla en las retinas.


martes, 8 de diciembre de 2009

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Gau bakartietako aspaldiko lagun,

Izerdi tantek nire gorputz beroa bustitzen dute denboraren nozioa galdu eta zoramenak gidatu zuen gau hartako detaile txiki bakoitza burura ekartzen dudanean.
Urduri geunden bata bestearen aurrean elkarri begira eta zentzugabeko elkarrizketaren ostean, zure bihotzaren taupadak entzuteko moduko isiltasuna nagusitu zen. Zure hatzamar perfektuak nire gorputza marraztu nahiean ibili ziren sekretuan eta gure ezpainak hurbiltzen joan ziren, pixkanaka, mundua gu biontzako geldiaraziz. Eta zure usain leuna sentitu nuen nire gorputzeko bazter guztietan sartzen, azkenean, gure ezpainek bat egin zutenean.
Hotzikara batek goitik behera zeharkatzen nau oraindik ere gogoratzen dudanean zelan zure eskuak nire ile tartean galtzen ziren, ni zure begien handitasunean bezala. Arnasa baino ez zen entzuten. Arnas arina, arnas beroa. ¡Zein goxoak izan ziren izara azpian emandako musu urduriak! Eztanda egingo nuela uste izan nuen momentu batez zure gorputzaren txoko txiki guztiak aztertzen nituen bitartean, betirako nire oroimeneko kaxoi sekretu batean gordez, momentu zoragarri hura inoiz ez galtzeko.
Gaur ohe berean etzanda nago, izara berdinen artean. Baina zerbait falta da: zure gorputza, zure usaina, zure hitzak… Ze txikia sentitzen naizen ohe erraldoi hontan galduta, ze min egiten duen bakardadeak eta horrek sortarazten didan beldur honek eta zenbat botatzen dudan faltan gau hotzetan zure beso tartean babestuta sentitzea!
Baina badakit nire zorion momentu txiki hura pasa zela aspaldi, orain beste batek gozatuko zaituela eta nire ametsetako erreinuan bakarrik egongo garela berriro ere bata bestearen aurrean, biluzik, segundu labur baina ahaztezin batzuetan denboraren dimentsioa apurtuz. Ene maitea, zein laburra den maitasuna, eta zein luzea ahaztea!


Noizbait, lekuren batean, edozein ordutan , nire bila etorriko zarelakoan,

Lasterarte bihotz.