miércoles, 29 de diciembre de 2010

Where is the unspeakable master?

Las agujas de su reloj no dejaban de girar. El tiempo pasó: primero los días, después las semanas y finalmente los meses. Sería la última vez y él lo sabía. Una última oportunidad. O quizás no. Puede que, de todas formas, sus vidas vuelvan a cruzarse en un futuro. O puede que no.
De cualquier manera, era ahora o nunca. Un simple gesto. El roce de su antebrazo al pasar a su lado. Una sonrisa complice en medio de aquel gentío. Acariciarle la pierna que descansaba a su lado, a escasos centímetros de la suya. Incluso darle la mano cuando nadie mirara. Cualquier cosa que le hiciera comprender que él seguía allí, esperándola, sintiéndose infiel por no haberlo hecho antes y por haberle regalado a otra todas aquellas caricias que le pertenecían desde el principio solamente a ella.
La última vez. Tic-tac, tic-tac. Los segundos corren veloces en un reloj que parece averiado. La esperanza se desvanece. Adiós. Y ya está, se ha acabado. Sin un abrazo, sin un beso. Con una sonrisa triste y unos ojos que no aciertan a transmitir lo que sienten.


Adiós. Y ya está, se ha acabado.

Urte Berri On.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

The show must go on.

Enero ilusionado, Febrero cálido, Marzo cambiante, Abril sereno, Mayo ansioso, Junio gris, Julio genial, Agosto inolvidable, Septiembre nuevo, Octubre raro, Noviembre monótono, Diciembre expectante.


martes, 14 de diciembre de 2010

LA SOLITUDINE DEI NUMERI PRIMI



Con la destreza de quien ha repetido un movimiento automático millones de veces sin ni siquiera darse cuenta de la naturaleza de sus actos. Siendo plenamente inconsciente del giro inesperado, ese rumbo aún incierto que estaba tomando su humilde existencia.
Un día cualquiera, un buen día, de esos que los puede tener cualquiera, se sintió tan, tan, tan, tan lejos de eso que creía ser, aquello en lo que anhelaba convertise que la sensación de hacerse más y más y más pequeño delante del espejo se volvió abrumadora y desapareció en uno de esos espacios ecuánimes y casi imperceptibles para aquellos que él denominaba la gente normal, la media, los que se encuentran en la distribución normal de una media completamente mediocre.
Sin embargo, muchos años después de creer que toda esperanza había caído en el olvido, cuando creía que ya no podría volver al mundo de los que viven felices, ignorantes de su propio destino, desconocedores de la cruda y, a menudo, triste verdad, floreció ella de entre los escombros más miserables.
Y aproximadamente al mismo tiempo se dieron cuenta de que todo lo bueno, lo valioso, lo que merecía realmente la pena poseer, lo tenían gracias a esos espacios equitativos, casi inexistentes por los que él había ganado sus días en las últimas décadas. De la mano, juntos, acompañados por la soledad de los números primos como ellos, pero esta vez con final feliz y lejos de los puentes de Madison County, descubrieron que en los espacios imparciales de nuestros corazones, podemos incluso encontrar un lugar para bailar otra vez.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Queen of the rodeo.

Los movimientos exactos, completamente acompasados.
El ritmo justo, perfecto.
Ni demasiado despacio, ni demasiado deprisa.
Como dos bailarines de vals al borde del abismo insondable.
Meciéndonos juntos en un compás inequívoco,
al vaivén de mis propias convulsiones.
Y, de pronto, un amanecer asomándose bajo las persianas,
la luz inconfundible de un sol único.
Y despierto yo, extraña y sola,
pero segura de que no ha sido un sueño.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Betiko Utopiak

-Dime algo.
-¿Como qué?
-No lo sé, sólo dime algo joder.
-...
-Ya sé que no vas a salir en mi busca, corriendo, gritando mi nombre y pidiéndome que te espere. Sé que no vas a aparecer en mi portal de madrugada y que no vas a montar una escena de película. Sé que no lo vas a dejar todo por mi. Sé que pronto ya no te acordarás ni de quien soy, que todo esto tiene fecha de caducidad, que es completa e irremediablemente efímero. Pero dime algo. Dime que me quisiste. Que te hubiera gustado alguna vez quedarte abrazado a mi para siempre, tenerme entre tus brazos. Ver anochecer acariciándome la mano, extasiado con el olor de mi pelo absorbiendo todo tu mundo. Quedarte toda la noche despierto sólo para verme dormir. Regalarme flores e incluso escribirme quizás algún poema. Porque todo esto no son sólo tonterias románticas. Nos gusta lo romántico. Y no, no soy una fan incondicional de las flores. Que digo, ni siquiera sabría diferenciar una orquidea de un tulipán, pero es el mensaje, el detalle, el trasfondo. Amor. Y es que lo quiero todo, quiero el pack completo.


-Te diré algo sólo por esta vez: quizás estés pidiendo demasiado y ofreciendo poco.

lunes, 25 de octubre de 2010

La niña que no podía dormir por la noche y luchaba contra el peso de sus párpados por la mañana.

Ocurre que a veces las mantas pesan demasiado sobre su cuerpo cansado y empieza a dar vueltas y vueltas en la cama hasta que las sábanas consiguen abarcar más espacio del que les corresponde y sus piernecitas empiezan a ahogarse a una temperatura de unos cincuentaycinco grados centígrados (o eso es lo que a ella le parece vamos). Los dos lados de la almohada están excepcionalmente calientes y empieza a darle la vuelta en un intervalo fijo de 5 minutos. Su propio pelo le invade el espacio vital y ya no recuerda si hasta el momento estaba respirando por la nariz o por la boca y se pregunta si su insomnio pasajero, espera, se debe a sus problemas respiratorios causados por la nunca terminable alergia primaveral, que se esta tomando la libertad de operar a tiempo completo los trescientosesentaycinco días al año. Es entonces cuando por motivos evidentes no consigue conciliar el sueño y empieza a imaginar historietas fantásticas, cuentos de hadas con finales maravillosos y siempre muy felices. O incluso historias trágicas de las que, claro está, sale muy bien parada al fin y al cabo. Mierda, piensa. Cada vez son menos las cosas que aún pueden pasar. Porque todo el mundo sabe que las cosas buenas vienen cuando menos te lo esperas, cuando estas fuera de juego, despistada. Si te las has imaginado antes, ya no van a pasar.
Moraleja: no sueñes. O mejor dicho, no flipes guapa.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Cometas en el cielo

A día de hoy, sólo puedo decir en voz alta, con total seguridad y sin miedo a equivocarme, las únicas cuatro palabras que pasan constantemente por mi mente cada vez que dedico cinco minutos de mi, quiero creer, valioso y siempre escaso tiempo a pensar: la perspectiva es aterradora.
Ya no recuerdo cómo sonabas. Tu voz y la ausencia de ella. La risa: la fuente del amor, la que lo alimenta y lo protege. Tampoco recuerdo tu tacto, tus manos en las mías, tus labios sobre mi piel, la calidez de tus abrazos. Apenas consigo tener una ya no tan nítida imagen de lo que un día fuiste. O, para ser más precisos, la imagen que yo construí para ti.


Se me acaban de ocurrir otras cuatro palabras que puedo decir en voz alta, con total seguridad y sin miedo a equivocarme: Я сумую за тобою

martes, 5 de octubre de 2010

Me pregunto si estamos locos

Como tantas otras veces y por circunstancias que no vienen al caso, he estado llendo de un lado a otro en internet y me he encontrado con esta imagen de una campaña publicitaria de Nikon. ¿Qué ves?


Al margen de que se trate de una cámara magnífica con un detector de caras amazing incorporado, ¿soy la única que ve un par de adolescentes famélicas con unas cabezas demasiado grandes para sus cuerpos diminutos (y no por cabezonas, sino por extremadamente delgadas)?
Me pregunto si realmente en nuestra sociedad consideramos esto como algo sexy, atractivo o seductor. A mi más bien me parece deplorable. Total, que he indagado un poquillo pensando que en algún lugar del mundo, alguien, como yo, ha encontrado esta imagen completamente inapropiada. Dos niñas anoréxicas jugando a ser porno stars para que se disparen las ventas de este maravilloso aparato. Y sinceramente, pronto me he cansado de buscar, porque el simple hecho de que haya que indagar un poco para encontrar críticas me parece lamentable. Ya no se si soy yo que tengo la mirada enferma o si realmente hay algo raro en todo esto.
Qué curioso, millones de personas muriendo de hambre en el mundo, mientras otras tantas se matan de hambre para sobrevivir.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Es agradable sentirse viva. Cuando metes tanto la pata, hasta el más hondo de los pozos llenos de fango, que te sientes fatal, idiota, ridícula, vocazas. Hablamos demasiado, sin pensar, y actuamos instintivamente, como animales en celo, descontrolados, locos, eufóricos, completamente despreocupados y ajenos a las posibles, probables, consecuencias de nuestros actos infantiles. Pero entre todo el barullo alguien te lanza una mirada complice, o te observa en silencio, te abraza, comparte confidencias, o incluso cuando menos te lo esperas, te obsequia con un beso, así, sin más y porque sí. Y te perdona las infidelidades mentales, los descuidos del alma, los juicios precipitados, las opiniones débiles que sin soporte alguno acaban cayendo por su propio peso en un gran vacio, en el cajón del olvido. Te regala una sonrisa llenísima de dientes, enorme, de una belleza colosal. Me siento a salvo, protegida. Y yo, precipitada, perfeccionista, obsesa del orden, puedo perder el control, relajarme, disfrutar sin límite y hasta el final. Es agradable estar en casa.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Bright

Últimamente tengo una fantasía recurrente. Supón que por un golpe de suerte, por motivos desconocidos, tienes la oportunidad de pedir tres deseos a una lamparita mágica, un genio todopoderoso, o lo que sea vaya. Piénsalo bien. Sólo tres deseos.


 Yo ya tengo los míos. No los diré no vaya a ser que no se cumplan. Cruzo los dedos, toco madera. Tampoco me conviene ser demasiado ambiciosa, egoísta. No quiero que el karma me los arrebate, me da miedo pedir demasiado.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Behind enemy lines.


Es demasié. Lo mire por donde lo mire lo es y no puedo creerlo aún. Mi cabeza da vueltas, me duele, esta saturada, caótica, un poco perdida y sola.Y mis ojos más húmedos que nunca. Muy mucho más. No quieren ver, estan cansados, pero sin dejar de estar agradecidos. Yo lo estoy. Y tú también deberías estarlo. Tú en la penumbra. Tú escondida. Tú en silencio. Tú expectante. Tú tan tuya. Dime algo.
Me gustaría tantísimo tenerte, teneros, aquí conmigo y enseñarte, enseñaros, mi mundo. Y te prestaría mis ojos y mis manos y mi boca, para saborearlo todo mejor, para mirarlo y llegar mucho más lejos. Al otro lado de los muros infranqueables, de las corazas impuestas, de los prejuicios ridículos, de las cadenas perpetuas, de las palizas y los golpes. De tus palizas y tus golpes. Estoy demasiado lejos amor, aislada, esperando, impotente, pequeñita. Así es todo más sencillo. Puede que sea una hipócrita.

lunes, 30 de agosto de 2010

Me voy cantando, me voy gritando


El corazón me galopa a un ritmo fuera de lo común. Temo de veras que se me salga del pecho, siento que ya no cabe. Las cuerdas vocales tiemblan de terror. Las palabras se aferran a mi y parece que no quieren salir, y cuando por fín lo hacen suenan mucho más bajas, mucho más débiles que en mi mente. Pero salen finalmente, y lo digo todo. Menos que te quiero muchísimo, soy incapaz. Me da miedo que no puedas digerirlo. Me da auténtico pánico que no sepas olvidarte de mí. Me aterra verte llorar. Por suerte o por desgracia no lo haces. Quizás lo que me da miedo sea que no me quieras lo suficiente.
Admiración. Fuerza. Lucha. Valor. Grandeza. No hay calificativos suficientes. De pronto el diccionario se me queda demasiado pequeño, mi respiración se acelera, las lágrimas empañan mis ojos y ya no puedo seguir más.
Un abrazo de verdad, con sentimiento. El momento.Infinito y demasiado breve.Hazte mayor. Sé feliz. Cuidate mucho. Cuidala. Estudia. Portate bien. Sé bueno.
Y más recuerdos. Mi niña, donde quedó.
Joder, es que te quiero. Qué cambio. Vaya diferencia. Pero se ha acabado. El espejo trasero está empañado y ya no sirve de nada mirar atrás. Punto álgido de la impotencia.Ojalá mi corasón fuese de piedra.

jueves, 22 de julio de 2010

Shine on


Cuando el futuro aún era incierto, y quedaba por delante, y el presente estaba en su lugar, y el pasado se hacía de recuerdos. Antes de dar las gracias y de reflexionar. Cuando yo estaba en mi sitio, correcta. Antes de los ataques de rabia, los cambios de humor. Antes de conocerte. Días previos, pasados, vividos, consumidos poco a poco, marchitos a fuego lento. Las ilusiones en volandas, perdidas, inexistentes casi. El brillo imperceptible de las estrellas, fugaces. Fugaz tú y fugaz yo. Lentos, muy lentos. La ausencia, la miseria, la soledad cuando te vas sin haber estado antes. Antes de las duchas heladas a las tantas de la mañana. Cuando el futuro se movía a cada paso, y se alejaba, y era bello, y lejano. Yo no era yo.

martes, 13 de julio de 2010

Les émotions d'aujourd hui


La centenaria anciana miró desde las penumbras al hombre que no fue y pudo ser el auténtico amor de su vida, quien más amó en silencio en este mundo infiel y se sinceró entonces ante la muerte como no se atrevió jamás en vida.
Le contó la historia del conejo blanco al que tanto quiso. Sus miedos, la cobardía y el deseo oculto en todos sus reproches. Las mentiras. La felicidad mundana hasta el final. Los pecados ocultos. Los primeros recuerdos inconexos de su mundo interior. Las madalenas de chocolate y crema y la sopa de nueces.
 Toda una vida de lamentos secretos mientras la única verdad que conoció, la tan irreal por tan absoluta que fue, la llevó sujeta al filo de la amargura. Y con la soledad que tan bien conocen aquellos que acompañan su alma de falsas amistades, aquellos que creen no estar solos, los ciegos sociales, caminó por diversos, y floridos, y desiertos, y verdes, y, sobretodo, solitarios senderos.
Tuvieron que caer Sanson y todos los filisteos, antes de que aquella vieja moribunda y ciega, dejara la soberbia, dejara el honor y el orgullo, dejara las apariencias para exhibirse desnuda por primera vez ante una tumba, aunque ya no tuviera sentido. Y derramó una lágrima de hiel al tiempo que exhalaba su último aliento para morir de amor en los brazos de quien más odió aún en vida.

martes, 6 de julio de 2010

Baztan, mon amour

Gotas de agua fría abrazan tu espalda, una tras otra, en una carrera muda que dura minutos, y minutos, y minutos.Tiempo infinito y efímero. Largo y breve. Días alérgicos agotadores.
Y vuelves y las aceras te sientan mal, y el ruido, y la gente que tiene prisa, y tú. Tú apresurada, estresada, planificada, adicta a las agujas del reloj. La vida cansa y estimula, es la buena. La otra sólo aburre.

Be limit, my friend.

martes, 15 de junio de 2010

La vida tiene el mal gusto de seguir su curso sin contar contigo.


Nadie apostaría por aquel chico flacucho de camisa de cuadros y gafas de pasta. Nadie, jamás, o al menos nadie que lo hubiera visto con sus propios ojos, perplejos siempre ante los encantos tan sumamente ocultos de ese muchacho que resultaba agradable, pero demasiado débil para cualquier cosa que no fueran sus libros o su poesía enternecedora que nunca volvió loca a ninguna ni por un breve instante en el continuo espacio-tiempo.
Creció y resultó ser aún más feo y aburrido de lo que hubieramos podido imaginar ninguno de los que lo conocimos cuando todavía le quedaba el encanto infantil de quien se sabe gracioso, original y diferente. Nunca destacó por su físico y tampoco por su inteligencia, pues entre sus virtudes o defectos, según como se mire, nunca se atisbó un mínimo de vanidad y ostentación. Es decir, fue un mediocre desde el momento de su nacimiento hasta el día de su trágica muerte. Incluso para su propia mujer que se casó más por comodidad y paz que por amor, y que empezó a serle infiel desde la mismísima luna de miel, que pasaron en Benidorm, porque a alquien como Jesús Garcia Agirre, nunca le interesaron los destinos exóticos, ni los grandes centros históricos, ni las mejores ciudades del mundo, ni el arte. Era más bien un tío cutre vaya.
Y así llegó a los 55 años de edad, sin pena ni gloria, y de un infarto, tal y como vino se fue, sin causar ningún revuelo. O al menos eso pensamos todos hasta que su viuda, que tanto se había reido de él, que tan mal le había tratado, quien más le había ninguneado en los últimos treinta años de su insignificante vida, ya casi no salía a la calle con sus modelitos espectaculares que no dejaban indiferente ni al más despistado y nos hacía preguntarnos que coño hacía con ese perdedor. Dejó de teñirse el pelo y de maquillarse, y cada día empezó a parecer poquito a poco más muerta en vida.
Nosotros ya no lo sabremos nunca, pero puede que estuvieramos equivocados con Jesús, al fin y al cabo todo esto sólo eran habladurías, rumores sin fundamento alguno.

jueves, 3 de junio de 2010

El corazón helado- Almudena Grandes

Siempre me digo que lo importante es guardar la calma, respirar hondo antes de hablar y pensarlo todo dieciséis millones de veces antes de correr el riesgo de meter la pata hasta el fondo o hacer daño a alguien que no se lo merece. Piensa, respira, tranquila. El mundo sigue girando y me doy cuenta de que el todo es muchísimo más que la suma de las partes. Todo esto es completo, inimaginable, inmenso, una ingente cantidad de todo (valga la redundancia) que llega a ser abrumadora. Porque yo al menos tras ver una de las peores películas que se haya hecho nunca en la historia del cine americano (y mira que hay algunas que se las traen) cojo y me descojono de semejante estupidez y de toda esa suma de nada que me ha hecho tantísima gracia después de todo y vuelvo a mi casa un poco más feliz que hace hora y media. Y me dice alguien que el amor no se parece a las telenovelas de la hora de la siesta, que no se parece a toda esa mierda que nos mandan los peces gordos holliwoodeneses y todos esos actores estupendísimos, ni a esos libros que te hacen llorar de alegría al pensar lo genial que hubiera sido haber nacido en otro siglo o en otra década, para poder haber vivido una historia más romántica y bonita que ninguna otra, en la revolución francesa, durante la república, la guerra civil o la segunda guerra mundial, en el ambiente tenso y valiente de los 70 o durante la caída del muro de Berlín.Y es que a veces concibo como lo más bonito, lo más triste, lo más valiente. El todo no es igual a la suma de las partes. El todo es el conjunto de emociones que produce la suma más la propia ecuación. Y mi corazón, ahora mismo heladísimo, congelado, petrificado; tanto que ha dejado de latir ante la belleza, dice que para mi el todo seguirá siendo toda esa suma de tonterías que hacen que llore de alegría, que me emocione ante las frases bien escritas y ante los actos buenos y heróicos, que sueñe despierta con películas personales y que disfrute de algo que no existe. Pero es que todas estas cosas también son parte del todo, y el todo, es muchísimo más que la suma de las partes y quiero conocer hasta el último detalle. Y poco a poco, mi corazón deja de estar tan helado.

domingo, 23 de mayo de 2010

A pesar de ser domingo

Me encanta. Cuando los primeros rayos de sol verdaderos del año se posan en tus brazos, en tu pecho, en tus mejillas, para besarte mejor, con más fuerza, para quedarse contigo. Cuando el olor del sol (porque el sol tiene un olor, el suyo, único para cada objeto y para cada persona), te abraza, y tu cuerpo huele a calor y tu pelo desprende energía. Me encanta. A pesar de los exámenes, de no poder tumbarme durante horas al sol, a pesar de no poder acariciar la arena con los dedos, a pesar de no poder sentir el mar jugar bajo mis pies.


Me encanta.

domingo, 16 de mayo de 2010

Me pido ser copiloto de aquí a la eternidad.


Sin una carta de despedida, una nota, un adiós, un aviso, una mirada. Ni palabras, ensordecedoras ni mudas, desagradables, cariñosas, emotivas, precisas, justas, crueles, frías o distantes. Sin sonrisas, sin lágrimas, sin abrazos, sin besos, sin malas caras, sin gestos dolorosos. Ni venganzas, ni juegos. Sin tonterias.Sin explicaciones. Se fue sin más.Sin gritos ni largos silencios. Sin segundas oportunidades, reconciliaciones, lamentos. Sin agonías o esperas. Y sin mirar atrás. Se fue para no volver. Por eso cuando metió la llave en la cerradura de aquella puerta que jamás había dado portazos, que jamas había sido respaldo de nadie para llorar, que jamás había visto a nadie dudar para atravesarla por ese miedo que tienen los que dan un trato injusto al amor, y no sintió el aroma dulce de quien espera al otro lado de la puerta, constante, espectadora fiel de la parodia de la vida, pero siempre amable, precisa, perfecta, fiel, seductora y sonriente, supo que ya no volvería a cruzar aquel umbral.

domingo, 9 de mayo de 2010

Alguien sé tú

Qué idiotez sentirme mal por los enfados cotidianos, por las rencillas domésticas, las traiciones internas. Qué idiotez pensar que aún tenemos cosas por hacer para intentar cambiar estos pequeños desastres humanos, que algunos llaman errores, otros equivocaciones, pero que yo se lo atribuyo a nuestra inmensa, e irremediable al parecer, estupidez. Qué idiotez tratar de hacer el bien, no hacer daño, querer recibir lo que intento dar. Qué idiotez derramar una lágrima por esto. Qué idiotez que volvamos atrás y que vivamos en unos pocos minutos todo lo repetido mil veces. Qué idiotez dudar por los rumores. Qué idiotez darle voz a quien quiere hacer daño. Qué idiotez que esté a punto de rendirme cuando más me necesito.

viernes, 16 de abril de 2010

La degradación de los ríos, la educación y las palomas

En esta variante indeseable de un supuesto progreso. Donde antes los niños contaban peces y veían el agua correr veloz para desaparecer más allá de los edificios de hormigón, hoy encuentran ríos secos con decenas de envoltorios, bolsas y demás plásticos. Donde tantas veces jugué a dar comida a los patos, sólo quedan rincones sucios, llenos de inscripciones emborronadas que juran amor eterno o se cagan en esta puta sociedad. Ese lugar donde ahora los niños ya no pueden ir, ese mismo lugar idóneo para fumar unos porros o follar de madrugada.
En esta variante indeseable de un supuesto progreso. Donde con diez años saben desmontar un ordenador y volver a montarlo y se conocen al dedillo todos y cada uno de los secretos del ultimo videojuego de la PlayStation noventaynueve, pero no entienden conceptos como respeto. Donde en las escuelas se aprenden lenguas ajenas y se olvida la necesidad de amar y cuidar la propia.
En esta variante indeseable de un supuesto progreso. Donde las palomas empiezan a darme miedo por volar cada vez más bajo y reaccionar cada vez más lento. Donde pronto encontraremos pececillos de tres ojos, y gatos callejeros de cinco patas y dos colas.
Si esto significa progreso, por favor, que alguien invente una máquina para retroceder en el tiempo.

martes, 13 de abril de 2010

Historia de una hache que no quería ser muda.

Contra todo pronóstico descubrió que todo cuanto necesitaba era darle al off y pasar unos días completamente desconectada de todo ese barullo, tanto interior como exterior, que golpeaba su frágil cabecita desde hacía ya tiempo. Empezó, entonces, a bailar moviendo los hombros de nuevo y a reírse “tipo loca”. Hacía mucho que no escuchaba aquel sonido descarado y comprobó por fortuna que, en efecto, seguía teniendo aún sus poderes de risa contagiosa. Qué gracia cuando se dio cuenta de que le daba igual ser muda, qué gracia cuando supo que no eran necesarias tantas letras. ¡Jo! Se rió poco la tía.


Deshizo entonces sus pesadas maletas y las abandonó en el rincón más oscuro del andén para partir sin volver la vista hacia atrás.

jueves, 1 de abril de 2010

Los encantos de una meretriz que quiso jugar a ser princesa.


Érase una vez una de esas mujeres de mediana edad, de clase media, medio guapa, de estatura y peso medio. Vamos una de esas madres normaluchas que te encuentras a la salida del colegio, o en el super, o en el parque, o en el ascensor. Sí, seguro que ya te estas imaginando a unas cuantas. La vecina del segundo, la madre de María, la mujer del entrenador, la del coche rojo...
Bueno, pues esta en concreto se llamaba Deborah. O así la llamaban los hombres que acudían al apartamento clandestino de la calle x, en el piso x y que pertenecía a Madame Vivian, una mujer como tantas otras, de ropa ceñida, cejas demasiado depiladas y un maquillaje que intentaba tapar las heridas que le había hecho la vida, sin conseguirlo.
Hombres de todas las edades, de todas las profesiones y de todas las condiciones sociales acudían allí y muchos de ellos pedían expresamente los servicios de la tal Deborah, la morena esa que no está mal. Qué mejor que aquel oscuro lugar perdido entre las calles sin nombre de la ciudad, discreto, apartado, anónimo, para solicitar a una puta con nombre de zorra todo lo que en su vida de ejecutivo educado con traje y padre de familia no estaba bien visto.
Lo que no sabían era que Deborah sólo quería encontrar un poco de cariño en los brazos sudorosos de los desconocidos, obesos y borrachos la mayoría de las veces, que acudían a ella en busca de sexo barato y fácil. Una búsqueda desesperada de amor de la que ni siquiera ella era consciente.
Por eso, cuando un cliente la miró a los ojos por primera vez en todos sus años de servicio al deseo insaciable y perverso de los hombres respetables, y le pidió un francés sin condón, pensó que quizás aquel era el bueno.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Noches reversibles

Los que prometían alegrías sin dulces. Los que cambian el orgullo por perdón. Los que no esconden su cabeza bajo la almohada para escaparse de los susurros que emergen entre el silencio de las horas sin luz. Los que piden ayuda a gritos sin pronunciarlo, pero la rechazan cuando la reciben.
Yo crecí en la vigilia, escondida bajo las sábanas para no escuchar, pero aguzando el oído con el mínimo movimiento. Aprendí antes que la mayoría qué significan las palabras como silencio. Aprendí que, como sabiamente dijo el señor Borges, "las palabras dichas en momentos de ira siguen hiriendo durante toda la vida". Sin embargo, ¡hay tanta gente que juega al escóndite como yo que, aunque parezca mentira, aún no ha aprendido a sellar sus labios cuando es necesario!

¿De verdad resulta tan difícil perdonar? ¿Para que nos sirve el orgullo y el rencor, si lo único que nos ofrecen es un fuelle que aviva el fuego del odio que llevamos dentro? Este juego es demasiado corto e impredecible para permitirme pasarlo enfurruñada, ciega, sola, harta, furiosa, dolida...y me encantaría seguir, pero eres tú la que sabes como te sientes, no yo.

sábado, 13 de marzo de 2010

The only exception

Vivimos en un mundo en el que no sirve de nada ser honrado, en un mundo en el que quienes mandan, nuestros jefes, los ricos y poderosos, los envidiados por todos, las modelos perfectas, los maniquies de la televisión que obedecen órdenes y manipulan la información y un etcetera más largo que nunca, han conseguido ser quienes son a base de pisar a otros, de jugar sucio, de mentir (u ocultar la verdad en su defecto), de hacer trampas, mamadas o donativos interesantes. No, por dios, no estoy generalizando. Como en todo hay excepciones, pero como decían en una película que vi hace no mucho, nosotros, por lo general, tendemos a ser la regla y no la excepción. Y, sin embargo, algunas veces, a pesar de los cabrones, del dolor, del deshonor, de las adversidades, la maldad...a pesar de todo y contra todo pronóstico, de repente, la vida te sonríe y durante algún tiempo incluso creemos que las casualidades son posibles, que los finales románticos de los cuentos de hadas existen, que los príncipes y princesas no se convierten en sapos envenenados, que la verdad y el bien siempre prevalecen sobre el mal y el sufrimiento. Llegamos a creer en el Karma, las señales, en Dios, el destino, las casualidades o en la suerte. Y si me permitís ser tan estúpida os diré que la vida no es tan perra a veces si crees en estas cosas, o al menos en algunas de ellas. Personalmente me gusta pensar como los niños que lloran porque ya no quieren ser niños y no quieren llorar como niños, ingenuamente, y como me enseñaron de pequeña: a las personas buenas les pasan cosas buenas.

sábado, 6 de marzo de 2010

Desolé

Con el sabor de la última cerveza aún en la garganta, intentando tragar saliba para poder hablar y dejar escapar tus secretos y tus verdades sin ahogarte en el intento. Con todo lo que eres, desnuda frente a mi hablando desde tu yo. Sabiendo que no es lo que quiero oirte decir, sabiendo que con todas mis fuerzas intento retener una lágrima que amenaza con escaparse sin mi permiso, sabiendo que quisiera echar a correr y no pararme hasta perder el sentido, sabiendo que me muerdes la alegría, que construyes mi dolor.


Que arda el destino, que no se quemen las historias que nos quedan por contar.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Linger



Se apresura a ponerse los auriculares y abre el libro que siempre lleva a mano tan pronto como toma asiento, y se embriaga así, de una historia medieval, de las penurias de Isabelle, la sonrisa inocente de la triste Marie y la serenidad a pesar de las adversidades de la hermosa Susanne. Sin saber muy bien por qué, mientras imagina que ella es la protagonista vestida con un largo vestido de ese mismo color azul que describen una y otra vez todas esas páginas que aún no ha leido, levanta la vista de esas hojas amarillentas y posa su mirada en las calles de una ciudad que hoy se encuentra cubierta de nubes y que sufre la amenaza de las primeras gotas de lluvia de una primavera inminente. Descubre así una señora de mediana edad, de un pelo moreno, largo y descuidado, con un pañuelo que intenta, sin éxito, cubrirlo y proteger de paso a la mujer que se encuentra debajo de esa ropa maltrecha del frío aire de marzo, que semiescondida y recostada sobre un contenedor, busca desesperada entre lo que muchos han considerado caduco, inútil y sobrante. A su alrededor, un hombre descarga botellas de Coca-cola de un camión; dos niñas pequeñas que lucen unos graciosos uniformes de cuadros pasean de la mano seguidas con los ojos por sus madres, que caminan unos metros detrás de ellas; una señora saluda a un conocido del trabajo...pero a la mujer que busca esperanza en el fondo de un contenedor no la ve nadie. Unos metros más adelante una joven posiblemente proveniente del Este, sale de un bar apresurada con el telefono móvil pegado a la oreja, atenta a lo que alguien en el otro lado de la línea le está contando, nada bueno puede deducir, pues estalla en un sollozo sordo y se lleva una mano a la boca, como escondiéndose. No sabe que nadie le está mirando excepto ella, que gira rápidamente la cabeza queriendo saber más sobre esa chica que llora desconsolada... pero es demasiado tarde, el semáforo cambia a verde y el autobús avanza rápido hacia otras vidas. Hacia otras posibles Isabelles, Maries y Susannes del siglo XXI. Cansada de esas calles ciegas vuelve la vista hacia su libro, pero una espesa capa húmeda le nubla la vista. Al darse cuenta de su propia indiferencia no puede evitar que una lágrima caiga para mezclarse entre las letras de las palabras de las páginas de esa historia que, de pronto, le parece tan lejana.





miércoles, 24 de febrero de 2010

(Fotografía: Alberto Schommer. Bodegón, 1961)

Quien quiere tenerlo todo, conseguir lo que le apetece a cada momento, alcanzar todo cuanto esté al alcance de su mano sin paciencia, sin esperar, sin respeto...acaba estando rodeado de todo cuanto deseó durante unos breves instantes, pero sin nadie que lo quiera a él eternamente.

sábado, 13 de febrero de 2010

Ciertas alegrías no entienden de ceros

Alguien capaz de emocionarse ante la otra belleza, la diferente, la que no se ve. Alguien valiente. Alguien que disfrute cerrando los ojos y escuchando el silencio. Alguien que vea a través de los muros herméticos. Alguien que siempre vaya más allá. Alguien que pise lenta la nieve para oir su sonido bajo los pies abrigados. Alguien capaz de cruzar a nado el océano. Alguien que se entregue. Alguien. Alguien auténtico, alguien real.

viernes, 5 de febrero de 2010

Pain On Pain.

Sus grandes ojos verdes destilaban confianza, ternura y belleza por doquier. Aquella mañana estaba especialmente bella, con un pañuelo floreado que le cubría el cabello impidiendo que se posara sobre su rostro, de suaves facciones, nariz pequeña y boca perfecta, con el viento del noroeste de aquel maldito quince de Enero. Llevaba meses reuniendo el valor necesario para decirmelo, para que no se le atragantasen las palabras, y sólo Dios sabe el miedo que escondía tras esa mirada penetrante y decidida.
Me abrazó fuerte, como la enamorada que despide a su hombre que marcha a la guerra, como la madre que abraza a su hijo recién nacido, como quien despide a un ser querido en su lecho de muerte...como quien quiere memorizar cada segundo porque sabe que no habrá jamás otro igual.
Posó su delicada cabeza sobre mi hombro y yo sentí como su delicioso olor se colaba en mi interior; sentí su respiración en mi nuca; y aunque no podía verlo, supe que por su mejilla deslizaba una lágrima, la primera y la última que derramó en mi presencia.
Y comenzó a hablar susurrándome al oído. Me habló de esperanza, de respeto, de confianza, de admiración... y sobre todo de amor.
Cobarde de mi, en aquel momento no sabía lo que estaba haciendo. Deseé con todo mi ser quedarme junto a ella y decirle que yo también la quería como nunca había querido a nadie, pero en lugar de eso, alguien cobarde que temía hacerse daño, alguien a quien le aterraba querer por encima de uno mismo a otra persona, habló por mi y le contó una sarta de mentiras mientras por dentro se me resquebrajaba la vida. Maldito idiota.

jueves, 28 de enero de 2010

This losing


Y hasta aquí hemos llegado. Un viaje que comenzó miles de kilometros atrás y con una mochila cargada de esperanzas, expectativas, ilusiones y sueños. Le tomé la palabra a quien me prometió la perfección y el bienestar. Me tomaron la palabrara quienes creyeron en mi sueño. Y lo peor de este final es esa promesa que no cumpliré, la imposibilidad de su salvación, el hecho de que crean que les abandoné.
Mi nombre es Emmanuel Osagie y hoy hace exactamente 438 días que dejé atrás mi Nigeria natal para alcanzar el sueño europeo, donde según dicen el dinero crece en los árboles y la pobreza es algo casi inexistente. Dejé atrás a la mujer más bella, leal y buena que he conocido jamás y a las dos hijas maravillosas que ella me ha dado, cuya foto, que siempre llevo conmigo, y la fuerza que me ha dado su recuerdo para seguir adelante, ha sido la única razón por la que he sobrevivido durante tanto tiempo.
Conseguí burlar la guardia de los militares argelinos que violaron tanto a hombres como mujeres; sufrí el violento calor del sol del desierto abrasándome las entrañas; fui engañado, humillado y maltratado una y otra vez por quienes tenían mi pasaporte hacia la libertad; e incluso logré cruzar el estrecho en un viaje en patera que se me antojó la sucursal del infierno en la tierra.
Aquí estoy, en la tierra prometida. Con la victoria escurridiza que se me escapa de las manos. Nado con toda la fuerza que mi alma me otorga, apretando los dientes y pensando en ellas, y la corriente me guía hasta la orilla. Me pongo en pie porque veo de lejos a los hombres de verde, que van armados y vienen a por mi, pero mis piernas no responden y tras unos breves pasos, mis rodillas ceden y yo caigo, junto con mi orgullo, la esperanza y mi propia vida. En estos, mis últimos suspiros, busco desesperado la mirada de mis hijas y la de la mujer que me lo ha dado todo, que son la razón por la que estoy aquí, pero la foto ya no está, no la encuentro por ningún lado y mis últimos pensamientos se los dedicó a ellas, que espero que algún día sepan perdonarme.
Y así dejo el mundo de los vivos, el mundo de quienes se pasan la vida buscando prosperar, el mundo de quienes envenenan su alma engañando y matando, el mundo de quienes conocen el significado de la palabra felicidad, el mundo de quienes no quieren vivir, el mundo de los vivos. Y lo hago de la peor de las maneras: lejos de todo lo que quiero y sin una oración ni una mano que acaricie la mia acompañándome en mi último aliento.

martes, 26 de enero de 2010

Adivina adivinanza

Rojo por fuera, incoloro por dentro. Sobrevalorado a veces. Es sueño y utopia. Deseo, objetivo. Da vida y también duele. Necesidad y dolor y nuevo y desconocido: cada vez. ¿Qué es?



Ya estoy mucho mejor.

martes, 12 de enero de 2010

Agárrate de mi mano que tengo miedo del futuro

Ahora que los minutos vuelan, ahora que los sorbos de vida se escapan de entre nuestras arrugadas manos, ahora que sólo estás a veces, ahora que está todo planificado a cada segundo, ahora que te echo de menos, ahora que sabemos lo que ocurrirá mañana, ahora que los días se parecen tanto unos a otros, ahora que las ilusiones duran lo que un suspiro...Pero, ¿y luego qué?


lunes, 4 de enero de 2010

Newborn


Supongo que todos llegamos a un momento en nuestras vidas, en el otoño de nuestros días, en el que sentimos la necesidad de sincerarnos con nosotros mismos, con los más cercanos y con la vida misma. Llega un momento en el que necesitamos desnudarnos y enfrentarnos a la dolorosa verdad para poder darle la bienvenida al descanso eterno con la conciencia tranquila. Y en un acto de valentía, sintiendo que nos quitamos el peso del mundo y con el alma en un puño, nos dejamos ver, por primera vez, sin artificios, sin caretas.