lunes, 25 de octubre de 2010

La niña que no podía dormir por la noche y luchaba contra el peso de sus párpados por la mañana.

Ocurre que a veces las mantas pesan demasiado sobre su cuerpo cansado y empieza a dar vueltas y vueltas en la cama hasta que las sábanas consiguen abarcar más espacio del que les corresponde y sus piernecitas empiezan a ahogarse a una temperatura de unos cincuentaycinco grados centígrados (o eso es lo que a ella le parece vamos). Los dos lados de la almohada están excepcionalmente calientes y empieza a darle la vuelta en un intervalo fijo de 5 minutos. Su propio pelo le invade el espacio vital y ya no recuerda si hasta el momento estaba respirando por la nariz o por la boca y se pregunta si su insomnio pasajero, espera, se debe a sus problemas respiratorios causados por la nunca terminable alergia primaveral, que se esta tomando la libertad de operar a tiempo completo los trescientosesentaycinco días al año. Es entonces cuando por motivos evidentes no consigue conciliar el sueño y empieza a imaginar historietas fantásticas, cuentos de hadas con finales maravillosos y siempre muy felices. O incluso historias trágicas de las que, claro está, sale muy bien parada al fin y al cabo. Mierda, piensa. Cada vez son menos las cosas que aún pueden pasar. Porque todo el mundo sabe que las cosas buenas vienen cuando menos te lo esperas, cuando estas fuera de juego, despistada. Si te las has imaginado antes, ya no van a pasar.
Moraleja: no sueñes. O mejor dicho, no flipes guapa.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Cometas en el cielo

A día de hoy, sólo puedo decir en voz alta, con total seguridad y sin miedo a equivocarme, las únicas cuatro palabras que pasan constantemente por mi mente cada vez que dedico cinco minutos de mi, quiero creer, valioso y siempre escaso tiempo a pensar: la perspectiva es aterradora.
Ya no recuerdo cómo sonabas. Tu voz y la ausencia de ella. La risa: la fuente del amor, la que lo alimenta y lo protege. Tampoco recuerdo tu tacto, tus manos en las mías, tus labios sobre mi piel, la calidez de tus abrazos. Apenas consigo tener una ya no tan nítida imagen de lo que un día fuiste. O, para ser más precisos, la imagen que yo construí para ti.


Se me acaban de ocurrir otras cuatro palabras que puedo decir en voz alta, con total seguridad y sin miedo a equivocarme: Я сумую за тобою

martes, 5 de octubre de 2010

Me pregunto si estamos locos

Como tantas otras veces y por circunstancias que no vienen al caso, he estado llendo de un lado a otro en internet y me he encontrado con esta imagen de una campaña publicitaria de Nikon. ¿Qué ves?


Al margen de que se trate de una cámara magnífica con un detector de caras amazing incorporado, ¿soy la única que ve un par de adolescentes famélicas con unas cabezas demasiado grandes para sus cuerpos diminutos (y no por cabezonas, sino por extremadamente delgadas)?
Me pregunto si realmente en nuestra sociedad consideramos esto como algo sexy, atractivo o seductor. A mi más bien me parece deplorable. Total, que he indagado un poquillo pensando que en algún lugar del mundo, alguien, como yo, ha encontrado esta imagen completamente inapropiada. Dos niñas anoréxicas jugando a ser porno stars para que se disparen las ventas de este maravilloso aparato. Y sinceramente, pronto me he cansado de buscar, porque el simple hecho de que haya que indagar un poco para encontrar críticas me parece lamentable. Ya no se si soy yo que tengo la mirada enferma o si realmente hay algo raro en todo esto.
Qué curioso, millones de personas muriendo de hambre en el mundo, mientras otras tantas se matan de hambre para sobrevivir.