Quiero escribir sobre el verano pasado. Y también sobre el
anterior. Quiero escribir sobre cuánto te quería a ti que ya no estás; y a él.
Quiero escribir sobre el aroma del café recién hecho por las mañanas, una ducha
ardiendo en pleno invierno, el sabor confuso del primer beso. Quiero escribir
sobre las ganas de llorar y el dolor muy intenso. Quiero escribir sobre el olor
de su pelo y cómo se sienten sus abrazos. Quiero escribir sobre todas las cosas
que me callé, que no dije en su momento. Quiero escribir sobre cuánto, cuánto,
cuánto me gustaría, me encantaría, tener algún día todo el pelo blanco. Quiero
escribir sobre cómo me ponen los brazos fuertes y las espaldas anchas. Quiero
escribir sobre lo molestos que son los pies fríos y la tos seca. Quiero
escribir sobre el mejor día de mi vida, sobre el peor, sobre cómo sería
imposible decidir cuáles fueron. Quiero escribir sobre cómo se siente una al
llorar de alegría, al reír hasta llorar, al reír por no llorar. Quiero escribir
sobre el daño que me hicieron, el que me hicieron queriendo y el que me
hicieron sin querer, y también sobre el que yo hice. Quiero escribir sobre
todas las cosas por las que estoy agradecida, sobre los regalos que caen de
arriba. Quiero escribir sobre la risa escandalosa. Quiero escribir sobre lo que
se siente cuando tu pecho desnudo se funde con el pecho de otro alguien. Quiero
escribir sobre la espera, sobre el hambre en el mundo, sobre la luz que emana
el cielo en las noches de luna llena. Quiero escribir sobre la paz y sobre la
guerra. Quiero escribir sobre el miedo a la muerte, pero, más que nada, sobre
al amor a la vida.
Sobre todo esto y mucho más quisiera ponerme a escribir.
Luego lo intento, me planto delante del papel, y las palabras no acuden. El blanco
del papel me desafía frente a frente. Y yo no avanzo, no llego a ninguna parte,
las palabras no salen. Quiero, pero no puedo.