El olfato es el mayor evocador de recuerdos. Es el sentido
que más y mejor activa la memoria.
Me pregunto por qué no tenemos máquinas que almacenen
olores, al igual que tenemos cámaras de fotos para atesorar imágenes, para
detener el tiempo y robarle un instante a la vida. Un instante incompleto me
temo.
Creo que quizás sea porque no seríamos capaces de
soportarlo. Quizás no podríamos vivir con el olor de la persona amada que hemos
perdido, embotellado en un pequeño frasco en la segunda balda del armario del
baño. Quizás nos volveríamos locos si cada noche sacáramos del cajón de la
mesita de noche el frasco con el olor de las sabanas húmedas por el sudor tras
un polvo y lo oliéramos por unos segundos, intentando revivir noches mejores en
los que la soledad no era nuestra única compañera. Quizás no superaríamos la
nostalgia honda por los tiempos pasados, que tienden a parecer siempre mejores
de lo que en realidad fueron, al abrir el bote que guarda el olor de la sala de
partos donde nació nuestro primer hijo, el olor de casa de amama justo antes de
servir la comida los domingos o simplemente el olor a incienso y tabaco de
aquella habitación que nos vio vivir.
Puede que sea mejor que nos conformemos con el mero recuerdo
de un olor que fue, pero que ya no es.
That's beautiful, but, fuckin' sad too.
ResponderEliminarOna gero! hiru aldiz leiduot, ta hiruretan gauza desberdinak sentituotaz... bop!
Thanks maifren!
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