Interesantes conclusiones de estudios sobre la felicidad:
Cada vez que avanzamos hacia un estado deseado, rápidamente
nos acostumbramos y volvemos al nivel de felicidad del que gozábamos en la
localización previa. Es decir, nos esforzamos en correr muy rápido para no
llegar a ninguna parte. Los bienes materiales no nos hacen más felices, pero
sentimos que los necesitamos si la gente a nuestro alrededor los tiene
(¿preferirías ganar 500 euros en un mundo donde todos ganan 250, o 1000 en un
mundo donde todos ganan 2000?). Y de igual manera, aquellas cosas que
ansiábamos hace tan solo un momento, una vez que las hemos conseguido, no nos
satisfacen más a medio-largo plazo y deseamos seguir acumulando más y más
objetos con la errónea idea de que nos proporcionarán la verdadera felicidad.
Los psicólogos afirman que no importa el coche que tengamos, ganar más o menos
dinero a final de mes, que nos toque la lotería o acostarnos con alguien, al
final, tras el breve incremento en el nivel de satisfacción, nos adaptamos y
volvemos a la línea de base. Sorprendentemente, hay evidencias que muestran que
mujeres que se han sometido a una operación de aumento de pecho, sufren efectos
positivos a largo plazo en su nivel de felicidad. Pero no te preocupes,
seguramente no tengas que pasar por el quirófano. La mayoría de la gente afirma
ser razonablemente feliz siempre que se cumplan unas condiciones de calidad de
vida mínimas: control personal sobre la vida de uno, autonomía, salud,
integración social y libertad.
Quizás tengamos que simplificar, menos es más.
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