miércoles, 2 de noviembre de 2011

Podemos imaginarlo todo



Las posibilidades son infinitas. Horas de lucidez en manos de locos. Claridad absoluta en mentes confusas.
Me puedo imaginar miles de situaciones, vidas diferentes, universos siniestros pero puede que reales. ¿Y si vivimos en una realidad que no es la nuestra? ¿Y si el mundo tal y como lo conocemos no es sino un mero producto de nuestra imaginación? O una interpretación personal de un mundo que nos venden desde que nacemos. La idea me aterra y me encanta en partes iguales. Porque digo yo, si puedo fantasear con ello, si puedo verlo en mi mente...¿será que quizás existe en un nivel de consciencia superior al nuestro? Piénsalo.
Podemos imaginarlo todo, absolutamente todo. Jugar con las ideas, con la gravedad y con las leyes científicas. Y puede, solo puede, que a alguien, en algún lugar, en algún momento, se le hayan ocurrido las mismas cosas, que haya fantaseado con lo mismo, haya llegado a la misma conclusión...¿casualidad? Puede que sí, es posible.
Sin embargo, tarde o temprano, acabamos volviendo al mismo punto de partida y lo único que nos queda es esto: pensar que el mundo en el que creemos vivir es el de verdad y que las posibilidades son sólo eso, lo que el propio nombre indica.
Tres años después llego a la misma conclusión: qué jodidamente pequeños somos. Pero esta vez caigo en que las personas pequeñas pueden hacer, y de hecho hacen, cosas muy grandes que sin duda transcienden de alguna manera las cuatro paredes de realidad objetiva en la que nos vemos obligados a vivir.



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