domingo, 24 de mayo de 2009

Elige la vida


Parece increible que pasase tanto tiempo hasta que descubrí el placer de disfrutar de las cosas más pequeñas e insignificantes. Unos pocos segundos de armonía y paz interior pueden convertir un día normal, en uno feliz. Pueden hacer que conocerse a una misma llege a ser una de las mejores cosas que haya en esta vida por hacer. Y no es que este encantada de haberme conocido, que lo estoy, porque al fin y al cabo soy yo, y sólo me tengo a mi. Porque en el fondo, quienes seguirán a nuestro lado, pase lo que pase, desde el momento que nacemos hasta el momento en el que exhalamos el último suspiro de vida que el destino, la casualidad o la divina providencia nos ofrece, somos y siempre será así, nosotros mismos. Al final resulta que estamos rodeados de millones de personas, objetos y situaciones, pero que para disfrutar de todo ello, tenemos que disfrutar de nosotros mismos, de nuestra vida. Y es por eso que cuando descubres que algo tan anodino e intrascendente como el calor de una taza de café y una manta un día solitario de invierno, o el sentir de la hierba húmeda jugueteando bajo nuestros desnudos y siempre feos pies, o la serenidad de comprobar que con una mirada eres capaz de entenderte con alguien mejor que si te explicaras con mil palabras, o saborear los labios de la persona amada, o el frescor de la lluvia veraniega correteando por tu cabello y desprendiendose de ti lentamente, gota a gota,por tu cara...
Son tantos esos pequeños trozos de vida que casi siempre se nos escapan...Y un día, dentro de mucho, mucho tiempo, miraremos atrás y nos daremos cuenta de cuanto tiempo, cuanta felicidad y cuantas sonrisas tontas y sin sentido hemos malgastado en este círculo vicioso e interminable al que algunos pocos, y sólo aquellos que la disfrutan, se permiten el gustazo de llamarlo vida. Y no te creas que es dificil encontrarla, sólo hay que cerrar los ojos, dejar de pensar, soltarle la mano a la realidad y dejarse llevar por los sentidos, los pálpitos, los deseos íntimos, la intuición....y empezar. Empezar la vida abrazando la efe de felicidad para un día poder alegrarte de haber sido quien eres.

viernes, 8 de mayo de 2009

Elemental, querido Watson.


Se mira en el viejo espejo de la sombría habitación y, por primera vez desde que ingresó, se da cuenta de su aspecto débil y terrorífico y del sosiego que reina en todo el edificio: solamente se oye un televisor que anuncia, un par de habitaciones más al fondo, las noticias del mediodía y de vez en cuando el sonido de las pisadas insonoras de las muertas vivientes que pasean por los pasillos impolutos y solitarios.

Nunca ántes se había percatado del poder del silencio. Según ella lo hacen queriendo, pero no para que descansen, sino para que se sientan mal, se angustien y oigan incluso los latidos de sus corazones marchitos. Todos están en su contra, le mienten y se rien de ella a sus espaldas; le engañan y le desean el mal. Pero no conseguirán que sea una vaca sebosa. Oh, no. Ella sabe que sólo se lo dicen porque le odian; odio y envidia.

Pero hoy es diferente, tras un año y cuatro meses ingresada en el ala este de psiquiatría y a las puertas de la muerte, se encuentra por primera vez con el responsable de su paulatino y mordaz asesinato. Sabe que no le queda mucho tiempo de vida y utiliza sus últimas fuerzas para enfrentarse a su fantasma, a su enfermedad.

Se mira en el viejo espejo de la sombría habitación, pero por primera vez el sentimiento de lástima hacia sí misma, un ápice de arrepentimiento, ocupa el lugar del orgullo y la falsa felicidad. No se reconoce, y en ese último camino hacia la muerte no ve ninguna luz al final de un túnel, únicamente la silueta consumida de una niña que no supo quererse.