miércoles, 25 de marzo de 2009

Sometime around midnight.


No puede dormir. Da vueltas y vueltas en la cama, pero lo único que consigue es que la espalda y el cuello le empiecen a doler, como solo lo hacen en las noches frías de insomio que impiden que cruce la nítida frontera entre el mundo real y el idílico mundo de los sueños.
La echa tantísimo de menos que le duele incluso recordarla. Ojalá pudiera tenerla a su lado y recorrer cada centímetro de su cuerpo con su lengua, saboreando hasta la última gota de su sudor delicioso. Quisiera poder abrazarla y besarla como sólo los verdaderos amantes saben hacerlo. Le gustaba tanto amarla y que ella le amase!
Fuera la temperatura es muy baja, es una de esas noches de invierno en las que se te quedan los pies congelados y amaneces con dolor de garganta, pero no es nada de eso lo que no le deja dormir. De hecho, su corazón está tan, tan frío que no ha pegado ojo desde que ella se marchó.
Los años pasan y consigue olvidarla, pasar página, decirle adiós al amor de su vida; pero un buen día los astros se alinean y el destino y la suerte se alían para llevarla otra vez a su vida en una calurosa tarde de verano en el mismo parque en que la vio por primera vez.
El mismo brillo en sus ojos, la misma sonrisa sincera, su largo cabello rizado...es ella, no cabe duda. Los recuerdos no engañan y él la ha recordado cada noche, incluso cuando supo que jamás volvería a tenerla y ya había rehecho su vida. Al otro lado del parque ella aún no lo ha visto y será mejor así, de lo contrario, el morirá cuando sus ojos perfectos lo miren de nuevo y sepa que no verá otra vez su rostro reflejado en ellos.
Y empieza a correr en la dirección opuesta y lo hace tan fuerte y durante tanto tiempo, que cuando al fín se para en un extremo desconocido de su propia ciudad, se da cuenta de que las lágrimas no pueden dejar de brotar, que le cuesta respirar y que tal día como hoy, con 35 grados a la sombra y los rayos del sol quemando en todo su cuerpo ardiente de pasión e impotencia, su corazón sigue tan, tan frío como la primera vez que ella le abandono.


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