martes, 13 de abril de 2010

Historia de una hache que no quería ser muda.

Contra todo pronóstico descubrió que todo cuanto necesitaba era darle al off y pasar unos días completamente desconectada de todo ese barullo, tanto interior como exterior, que golpeaba su frágil cabecita desde hacía ya tiempo. Empezó, entonces, a bailar moviendo los hombros de nuevo y a reírse “tipo loca”. Hacía mucho que no escuchaba aquel sonido descarado y comprobó por fortuna que, en efecto, seguía teniendo aún sus poderes de risa contagiosa. Qué gracia cuando se dio cuenta de que le daba igual ser muda, qué gracia cuando supo que no eran necesarias tantas letras. ¡Jo! Se rió poco la tía.


Deshizo entonces sus pesadas maletas y las abandonó en el rincón más oscuro del andén para partir sin volver la vista hacia atrás.

1 comentario:

  1. A todos nos gustaría dejar los problemas como la hache y ser siempre felices.
    ¡Te seguimos! Nos encanta tu blog :)

    ResponderEliminar