lunes, 9 de febrero de 2009

Serenidad


Camina a la misma hora y por la misma calle de siempre y se cruza con las mismas personas que intercambian miradas con ella a diario. Pero hoy es diferente. Bueno, en realidad nada a cambiado, sólo ella.

Anda despacio, por primera vez en mucho tiempo no tiene prisa. Lleva el abrigo azul que tanto le gusta y disfruta del sol que acaricia sus mejillas. Le encanta esa sensación de tener frío y a la vez sentir el sol que templa poco a poco su piel rosada por las bajas temperaturas. Hoy el tiempo no existe. Por fin las cosas están en orden y no puede evitar sonreirle a la vida. No sabe por cuanto tiempo durará esta agradable sensación y le gustaría detener el tiempo, mantenerse ausente del resto de la humanidad durante una temporada, porque de esa manera nada ni nadie podría empeorar esa nueva situación en la que se encuentra ni ese nuevo estado de ánimo que le encanta. Sólo quiere quedarse quieta, cerrar los ojos y disfrutar.

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