jueves, 12 de noviembre de 2009

The final countdown



Desnuda frente al espejo, se da cuenta de los años que arrastran sus patas de gallo y sus arrugas de la frente. La papada que tanto ha odiado siempre es ya casi imposible de disimular y el contorno de la boca, completamente flácido, sugiere una sonrisa infeliz (nada más lejos de la realidad).
Los años no perdonan, sobre todo si los dedicas a vivir, y se caga en la puta sociedad que la ha criticado durante toda su vida por haber elegido que no quería ser normal. O al menos lo que ellos consideraban como tal.(que por cierto, es algo que le hace mucha gracia: ¿quién coño decide cuales son los patrones de normalidad?)
Mete tripa, saca pecho, se mira el culo y se dice a si misma, sin sonido pero vocalizando, que en su próxima vida se cuidará mejor. Fumará menos, beberá más agua y menos vino, hará deporte tres veces por semana, sustituirá las patatas fritas por brócoli y lechuga, irá a misa los domingos y asistirá a un club de lectura los jueves por la tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario